El domingo comenzó la 26° Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26). Una instancia definida ya globalmente como el último intento de salvar al planeta. Se espera que 30.000 personas asistan en Glasgow, Escocia, a la cumbre de cambio climático que continuará hasta el 12 de noviembre. Están convocados los gobiernos de más de 190 países entre ellos el G20, además de representantes de empresas y ONGs.
Hace seis años en la cumbre de París de 2015 se hizo un acuerdo. Ahí los países firmantes se comprometieron a mantener en lo que queda del siglo la temperatura del planeta a menos de dos grados por debajo de la era preindustrial y aspirar al objetivo de 1,5 grados. Sin embargo, el escenario empeoró y si las emisiones aumentan, a finales de este siglo se llegaría a un incremento de al menos 2,7 grados. Esta situación multiplicaría también la intensidad y frecuencia de los fenómenos extremos.
La cumbre por el clima supone un desafío para los líderes mundiales. Para reducir el calentamiento del planeta se requieren recortes en las emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de invernadero liberado por la quema de combustibles fósiles. De lo contrario, el calor extremo, las inundaciones por precipitaciones más intensas, todo ese tipo de impactos dañinos se vuelven más intensos a medida que el calentamiento supera los 1,5 °C.
Según el Acuerdo de París de 2015, los países deben anunciar cada cinco años nuevas metas de reducción de emisiones de dióxido de carbono. Es así que esto ocurrirá por primera vez en la COP26. Para el día de hoy y mañana se esperan los mensajes de los presidentes Joe Biden y Emmanuel Macron, así como del primer ministro indio Narendra Mori, que representa a uno de los países con mayor índice mundial de emisiones contaminantes.