Luego de su recuperación de Covid-19, Isabel II ha decidido que no regresará a la que ha sido la sede oficial de la monarquía británica desde 1837. Según informa el "Daily Mail", el deseo de la reina es no volver al centro de Londres y quedarse definitivamente en el condado de Berkshire, más precisamente en el castillo de Windsor.
El cambio se debe en parte a los problemas de movilidad que la monarca confesó padecer. De modo que su estadía en Windsor implica tener un ritmo de vida más relajado puesto que sus desplazamientos se reducirán. Pero, también, para Isabel II tiene una carga emocional y familiar.
El castillo de Windsor abarca una longitud de cinco hectáreas y es el más antiguo del mundo. Fue construido en el siglo XI por el conquistador Guillermo I. Ahí falleció el marido de Isabel II, el duque de Edimburgo, cuyos restos se encuentran en la Bóveda Real de la capilla de San Jorge, junto con los padres de la monarca, la reina madre y el rey Jorge VI.
Además, la soberana tiene muy cerca a dos de sus cuatro hijos: el príncipe Andrés vive en el Royal Lodge, en la misma finca de Windsor y el príncipe Eduardo se encuentra a pocos kilómetros, en Bagshot Park. Asimismo, el palacio de Buckingham se encuentra en remodelación, por lo que podría ser otro de los motivos que alejan a Isabel II.
De esta manera, según la prensa británica, la reina no volvería a Buckingham y sus próximos inquilinos podrían ser directamente el príncipe de Gales y Camilla de Cornualles, que viven en Clarence House. De todas maneras, su traslado no se producirá hasta que el actual heredero de la corona se convierta en rey.