El interés por la vida de los royals es algo que existe desde hace siglos. La realeza ha ocupado siempre un rol preponderante e influyente en la sociedad y, hasta en la génesis del periodismo primitivo y medieval, los temas más candentes eran los relacionados con lo que ocurría puertas adentro del palacio. Si hablamos puntualmente de la monarquía inglesa -liderada por la reina Isabel II- el interés se multiplica: es una de las coronas más antiguas, prestigiosas y poderosas de toda Europa. Claro que los movimientos del príncipe William y de la duquesa de Cambridge van a generar interés.
Sobre todo si están vinculados a la reina Isabel II, quien hace poco anunció que -tras que se cumplan en meses sus 70 años de reinado- se retirará de la vida pública. Esto mueve las fichas del ajedrez real y ya se está hablando de que los duques se trasladarían a Windsor, tras una extensa gira diplomática por el Caribe.
¿Por qué es tan clave la mudanza a Windsor? Porque allí reside la reina Isabell II, quien aún sigue concentrando todo el poder de la monarquía inglesa. La monarca se trasladó a su residencia de Windsor desde que comenzó la pandemia y es desde allí que sigue ejerciendo su poderío. El acercamiento del príncipe William es clave y divide las aguas con la postura de su hermano, el príncipe Harry.
Claro que la reina Isabel II ve con buenos ojos a William: es su heredero y quien más entusiasmado está con la idea de ascender al trono. Digamos que es el personaje de la realeza que menos problemas le ha traído a la Corona en general y a la reina Isabell II en particular: un acercamiento entre ellos podría significar noticias auspiciosas sobre el poderío que heredará el príncipe William y el rol que ocupará la reina Isabel II dentro de la monarquía a futuro.