Los días de Gabriel Boric parecen no hallar paz alguna. Tras su más reciente aparición pública, donde precisó sus prioridades al pueblo de Chile, una frase resonó en los oídos de sus simpatizantes, pero fundamentalmente en los de sus detractores. "A fines de julio mi gobierno insistirá en el Senado para que retomemos la tramitación legislativa de la reforma tributaria...", declaró el Presidente en el Congreso Nacional, generando un problema más para su agenda política.
La reforma planteada por Gabriel Boric, que buscaba recaudar un 3,6% del Producto Interno Bruto (PIB) en cuatro años, comenzó a despertar murmullos a su alrededor rápidamente. Al día de hoy, los cuestionamientos contra las políticas del oficialismo no hacen más que crecer, especialmente en el sector empresarial, que avista importantes cambios que podría perjudicarle.
Jorge Riesco, Presidente de la Sociedad Nacional de Minería de Chile (Sonami), es uno de los voceros que se expresa en contra de la política de Gabriel Boric: "La insistencia en la Reforma Tributaria representa un riesgo importante para lograr los objetivos planteados de aumento de inversiones y de mayor crecimiento económico. Nuestro país está sobrerregulado y eso tiene paralizad* la actividad emprendedora y la concreción de nuevos proyectos", expresó la autoridad.
Al empresario se le sumaron las palabras de Ricardo Mewes, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), quien detalló su disconformidad, entendiendo que existen otras deficiencias que el gobierno de Gabriel Boric debe atender: “Todo está sujeto a la reforma tributaria y no vemos un ajuste al gasto del Estado. Tampoco vemos cómo vamos a abord*r los temas de contrabando, de informalidad, de evasión de IVA, que tanto le afecta al país".